La ivermectina es un conocido medicamento usado hasta hace poco para el tratamiento de pacientes con Covid-19. Sin embargo, su distribución ha sido restringida por el Minsa desde octubre del 2020.
Se debe saber que antes de ser administrado a personas afectadas por el covid-19 este fármaco era conocido por ser un antiparasitario utilizado comúnmente para el control de infecciones ocasionados por piojos capilares o púbicos, sarna y oncocerosis. Hasta antes de los años 70, su uso era exclusivo en animales.
Entonces, ¿Cómo se empezó a usar en pacientes de coronavirus? En abril del 2020, un estudio titulado The FDA-approved drug ivermectin inhibits the replication of SARS-CoV-2 in vitro “demostró” que la ivermectina reducía la replicación viral. Así mismo, es necesario recalcar que dicho experimento se realizó en un cultivo celular y no en seres humanos, por lo que la dosis administrada era 60 veces mayor a la necesaria en una persona. A pesar de ello, muchos toman como base este estudio para demostrar la efectividad del tratamiento.
Algunos de sus efectos secundarios son daño en la piel, riesgo de intoxicación al mezclarlo con otros medicamentos, hinchazón de ojos, rostro, extremidades, articulaciones y glándulas del cuello, incluso lesión hepática. La FDA menciona que estudios de laboratorio han demostrado que existe una disminución en la cantidad de glóbulos blancos.
En dosis necesarias, medicadas y reguladas, la ivermectina puede resultar beneficiosa y muchas personas dan cuenta de ello. Aún así, al no contar con estudios necesarios se recomienda que su uso sea restringido. Sea cual sea el caso, se debe recordar siempre que la automedicación no es recomendable.